Amigos y vasallos de
Dios omnipotente,
si escucharme quisierais de grado atentamente
yo os querría contar un suceso excelente:
al cabo lo veréis tal, verdaderamente.
Yo, el maestro Gonzalo de Berceo llamado,
yendo en romería acaecí en un prado
verde, y bien sencido, de flores bien poblado,
lugar apetecible para el hombre cansado.
Daban color soberbio las flores bien olientes,
refrescaban al par las caras y las mentes;
manaban cada canto fuentes claras corrientes,
en verano bien frías, en invierno calientes.
Este fragmento pertenece a la obra de Gonzalo de Berceo primer poeta de
nombre conocido nacido en la rioja. Su vida trascurrió en los monasterios (en
sus obras se ve ya que menciona algunos). La obra se titula Los Milagros de
Nuestra Señora, con un total de 911 estrofas, escrita en cuaderna vía, con temática
religiosa, con estilo cuidado pero sencillo para que el pueblo llano pudiera
entenderlos, destacado por su familiaridad que relata 25 milagros milagros que realiza
la virgen María a diferentes personas que han cometido pecados. Después del
milagro de la virgen estos pecadores aprenden una lección lo que remarca su
didactismo.
En cuanto a su estructura externa en el primer verso podemos ver formulas juglarescas. Todos los milagros
empiezan con una introducción alegórica, Gonzalo de Berceo llegando a un lugar idílico
lo que se llama un locus amoenus (estrofas 2 y 3) donde se ve como se describe
un prado con flores que olían bien, un rio en el que al agua cambiaba de
temperatura en verano y invierno, y verde donde se queda a descansar.
Los Milagros de Nuestra Señora poseen finalidad didáctica:
tratan de mover a los oyentes y a los lectores a una vida recta. La obra por lo
tanto se sitúa en el Teocentrismo medieval. Por otra parte esta obra tiene una
intencionalidad propagandista para obtener ingresos para la iglesia.